1 jul 2012

Finas garúas de Junio

A decir verdad tengo pocos recuerdos de María Isabel Granda y Larco. La Gran "Chabuca" no fue muy oída por mí en mi niñez. Ahora, ya adulto, no me canso de oir una y otra vez sus hermosas canciones. No puedo imaginar como una persona puede albergar tanto amor por su tierra, por sus costumbres, por sus sentimientos. Tanto amor que fue capaz de escribir esos bellos poemas que al poco tiempo los hizo canciones y que, describian tan bellamente sus sentimientos, por lo que fuera.

en Pobre voz, por ejemplo, le canta a su voz, la que ella misma decía que era como la de un perro San Bernardo pero melodiosa y describe con magistral belleza pasajes de la lima de su tiempo.

Hoy he querido hablar de Chabuca, pues su vida me inspira gran admiración y una profunda devoción. Tal vez la mayoría de la gente no entienda el sentimiento por la tierra en la que nacimos, por sus costumbres, por su gente. Los que se fueron al extranjero, estoy seguro, tendrán otra percepción de lo que es ser peruano y lo que muy acertada y bellamente plasmó chabuca en sus poemas hechos canciones.

Quería compartir con todos esta bella canción de Chabuca, en la que nos habla de su río hablador el Rimac, de sus puentes, de su mar, de su cielo y sobre todo de su Voz, para que la oigan con el oído y con el corazón. Este tipo de aportes hacen que sus autores en este caso  Chabuca Granda trasciendan a través del tiempo:

Pobre Voz

Ese afan de cantarle a los causes del rio hablador
solo afán de quedarme en los puentes a verle pasar
y dejar que se vaya mi voz hasta el mar
y viajar y viajar y vagar y vagar
hasta allá más allá del allá.

Y después, ascender hasta el cielo en mi voz
y gritando a los vientos llorar en las nubes
y llover con la lluvia mi voz
y al volver a los puentes sin voz
retomarla en la risa del río hablador, otra vez.
Balbucearte de nuevo en los puentes mi voz
y dejarte caer otra vez pobre voz, otra vez.